LA ENCANTADORA DE NIÑOS



miércoles, 15 de diciembre de 2010


Gallifantes
Se acercan las navidades y llega el temido momento de los regalos gallifantes. Es así como llamo a esos normalmente disparatados regalos que antes, no sé si ahora, te hacían los compañeros de trabajo para celebrar "el amigo invisible". Todo respondía a la disparatada idea de emplear el horteroregalo para aumentar la solidaridad grupal y el espíritu de empresa. Pero ya que nos ponemos, francamente, prefiero que me regalen unos buenos mantecados o un jamón. 
Y es que en estas fechas hay dos cosas con las que no puedo. Y es recibir porque sí esos regalos de compromiso y, la afluencia de felicitaciones de Navidad. Por dios, podríais mandarme mejor una postalita cuando os vais de vacaciones a algún sitio cálido o lleno de piedras que desprenden historia.
Aunque ahora, que ya no trabajo en el mundo de la empresa, los regalos gallifantes pueden llegar en cualquier momento del año, cuando una amable institución, te gratifica por tu trabajo, con regalos disparatados como, y esto no es broma, sino completamente real..., y paso a enumerar:
Una silla para montar a cabello, un sombrero de mariachi, una guía turística de Manchester, un queso de cabra en forma de corazón (ieng?), unas cuantas estatuillas de cobre de arte abstracto de jóvenes y prometedores artistas que trabajan para la administración, bandejas de plata, una parrilla portátil, pines que harían las delicias de las chaquetas de Paco Clavel, una gorra del ejército de tierra, CDs de música que parecen hilo musical, un libro de poesía tántrica, varios de autoayuda (tengo mala cara?), unos pendientes de la Torre Eiffel y otros de Mickey Mouse, un soporte para la cabeza para leer cómoda e incorporada en la playa, muchos sesudos libros de algún eminente historiador local y hasta una bolsa térmica para llevar los bocatas y las coca colas de excursión. Menos mal que por el momento no me ha caído ningún Portal de Belén de Lladró. Y vosotras, ¿ tenéis regalos gallifantes?

4 comentarios:

  1. Pues aun recuerdo una tremebunda ¿fontana? de sobremesa llena de pastorcillos y virgenes con cántaros de los que caía el agua. Si encuentro una foto te la mando. Rápidamente trate de endosarsela a mi abuela, que me hizo una finta sutilisima y acabó en manos de nosequién.

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  2. puf, maja, yo hago como casta, se los endoso en cuanto puedo a alguien. En alguna charla me han regalado alguna cosilla que he tenido que agradecer como si fuera un oscar mientras me preguntaba "¿qué coño es esta horterada?" Ayyy, las buenas intenciones a veces son terribles.

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  3. Tuve un aspirante a novio que me regalaba unas figuicas espantosas que en cuanto no me veía, caían en la papelera más cercana. No puedo con las figuricas.

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  4. Uff, Verticana, a mí la gran mayoría de estos regalos se me suelen caer al suelo y la otra parte los pierdo en las manos de alguien a quien le pudiera hacerle ilusión...Qué faena estos regalos!! Prefiero que me inviten a un bocata de chorizo frente al mar. Seguro que cuesta mucho menos dinero y es mucho más placentero. Besos

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