Torbellino
Vivo en un torbellino. Me siento como si fuera ese fondo. Cerré una puerta, que no termina de cerrarse y que tardará en cerrarse; que me quema, que me lanza a lo más hondo, que me agota, me irrita, me apena y me lleva a pensar en lo ciegos que estamos y en lo mucho que nos engañamos para poder soportar lo cotidiano. Sus llamadas me desesperan, me aterran. Y retumba en mi cabeza ese título de uno de los libros de Ferlosio, "Vendrán más años malos y nos harán más ciegos".
Y mientras se acababa, la encontré. Y con ella la ilusión. Y se me llenaron los ojos de brillo y de alegría, y redescubrí las tormentas y las cosas pequeñas, y volví a ser lo que soy, una niña pequeña.
Y todo eso se junta cada tarde, cada día, cada semana, cada mes. Y en dos días vuelo a 6.000 kilómetros. Creo que me va a dar algo.
A veces la vida nos lleva en torbellino (yo lo llamo montaña rusa, pero es lo mismo), pero siempre amaina, aunque parezca imposible en algunos momentos. Me hace gracia lo que me siento identificada con tus posts (aunque mis viajes no sean tan largos, qué ganas de conocer NY)
ResponderEliminarNo te va a dar otra cosa que ganas de seguir disfrutando de tu presente. :)
ResponderEliminarme atrevo a darte un consejo,
ResponderEliminarlas agonías, cortitas.
un abrazo
pues quédate con eso, con volver a tus orígenes de niña curiosa ;)
ResponderEliminar6.000 km no son nada si el alma está plena
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