Ya sabéis que soy una cursi. Me encantan los jardines. En mis viajes he sido capaz de cambiar de rumbo y recorrer cientos de kilómetros por visitar algunos de esos jardines que están en mi imaginación antes de estar en mis ojos y en mis recuerdos. Además de la explosión de color, de los efectos de la luz y de las sombras y de la contemplación de lo pequeño, creo que una de las cosas que más me gusta de los jardines es esa mezcla de acción del hombre y de resistencia ante su acción de la propia naturaleza. Cambiantes, efímeros. Por eso me llena de curiosidad el esfuerzo y la obstinación de algunas jardineras por crear.
Hace casi una década que paseé por Sissinghurst, el jardín que en los años treinta pensaron, diseñaron y construyeron Vita Sackville-West y su marido Harold Nicolson. Afortunadamente hoy es uno de los jardines más famosos y más visitados de Gran Bretaña ( prometo contar cosas de otros igualmente maravillosos, pero mucho más desconocidos). Aún recuerdo el naranja fuego de las dalias y el olor, ese olor penetrante de los alelíes.
hace casi dos que yo estuve en el castillo invitada por nigel nicolson, nos dió a superex y a mi las llaves del estudio de su madre y nos hicimos fotos sentadas en esa silla, ayyyyyy que bonito, qué bonito, qué bonito
ResponderEliminarVerticana, siempre que veo los alelis o escucho su palabra, me acuerdo de Loca...
ResponderEliminarasi, que conociste el jardin de Vita jooo ;)
besos
Ni pajolera idea de quienes son estas personas y lugares... (¡Lo que me queda por ver y aprender!)
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