Ciudades de juguete
El mes se tornó agotador. Regresé con retraso y sin maletas y los días siguen no teniendo fin. Me cansa tanto trabajo y las continuas decisiones de la reforma (que me gusta como avanza, pero parece no terminarse nunca) y la falta de ejercicio empieza a dejar una huella excesiva en mi cabeza y, claro, en mi trasero.
Por eso hoy me detuve un minuto, en esta vida alocada, a pensar lo mejor del último mes, además de los besos de Katchoo a la vuelta, y la semana de ocupación con unas cuantas féminas en casa de Arpo: descubrir el efecto del flash en una sesión de fotos en medio de una gran nevada al anochecer, recuperar el placer de llevar botas de la infancia, meterme en nuestra casa-tienda de campaña en el medio del salón con M. mientras mi padre nos asusta, la bolsa triangular japonesa de Shichimi, las ciudades de juguete de Lyonel Feininger y descubrir a Frederick Law Olmsted, uno de los padres de la moderna arquitectura del paisaje.
Y saber que inauguraremos pronto nuestro nuevo hogar y que, J. y yo probaremos su mesa de mezclas. Y que volveré, por fin, a tener algo más tiempo para salir a correr......
Bienvenida :)
ResponderEliminarvaya ritmo tiene tu mujo, maja
ResponderEliminar(lo de mujo se lo robo a arpo)
¡copiona, plagiadora, llamaré a mi abogado!
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