LA ENCANTADORA DE NIÑOS



miércoles, 2 de octubre de 2013

Hemos terminado el verano con una semana romana. Una semana sin sentir los pies. Hemos andado horas bajo una luz abrumadoramente blanca y con el calor de un verano que se resiste a desaparecer. Roma ha sido una de esas ciudades que se me han resistido durante años, enzarzada en viajes de trabajo que me han llevado a sitios mucho más lejanos y, en ocasiones, mucho menos bellos.
Lo mejor, además de esos cielos, la emoción que nos ha provocado contemplar. Lo peor, que nos hemos traido a casa un virus de esos que provoca la familiaridad física con extraños de los autobuses petados.
Esta vez hemos vuelto sin lámparas en las maletas (milagro¡¡¡), pero con un precioso par de guantes Sermoneta en la maleta:)

No hay comentarios:

Publicar un comentario